Monday, February 13, 2006

 

Juguetes chorras de los 80.


Llavero con ruidos.

Un personaje popular durante los 80 fue Michael Winslow (el cadete Larvell Jones), o como le conocíamos nosotros, "el negro de los ruidos de Loca Academia de Policía". Muchos soñábamos por ser capaces de emitir por nuestra boca tan variados sonidos como él. Pero como la mayoria éramos incapaces, alguien inventó este cacharrín para suplir nuestra falta de habilidad onomatopéyica. El llavero emitía diferentes sonidos según el botón que pulsases: el caer de una bomba, una metralleta y los rayos láser eran las opciones más celebradas, al igual que en el videoclub triunfaba Rambo o Commando. En ocasiones, su propietario acompañaba al ruidito con una serie de gestos faciales, como si estuviera haciendo el también el ruido. Esto era conocido en los círculos científicos como "hacer el gilipollas". La mayoría de veces acababan rotos de tanto jugar con ellos, o con la pila gastada de tanto pulsar un botón para ilustrar nuestras ideas de un holocausto nuclear con el sonido de la explosión atómica. Y esa, amigos mios, es una utilidad que nunca será lo basante bien ponderada.

Manos locas
Las manos locas fueron uno de los juguetes predilectos de un servidor. Las vendían en cualquier quiosco y hasta la regalaban en los Phoskitos. Eran pegajosas y elásticas, dos cualidades muy queridas por todos los chavales (si Mister Fantástico fuera pegajoso sería él el más popular de los 4F). Su principal utilidad siempre fue el atizar al compañero de enfrente o a tu hermano. Aparte de para atizarnos, solo servía par tirarlas a la pared y ver como iban bajando poco a poco. Que divertido. Al disponer de varios dedos, también solía ser utilizada para hacer gestos obscenos o unos cuernos jevis mientras escuchabas "lo nuevo de los yudas".

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